Ignác Fülöp Semmelweis
(1 de julio de 1818 – 13
de agosto de 1865)
Fue un
médico húngaro de
origen alemán que
consiguió disminuir drásticamente la tasa de mortalidad en un
70 % por sepsis
puerperal(una forma
de fiebre
puerperal entre
las mujeres que daban a luz en su hospital mediante la recomendación a
los obstetras que se
lavaran las manos con una solución de cal clorurada antes de atender los partos). La comunidad
científica de su época lo denostó y acabó falleciendo víctima de septicemia a los 47
años en un asilo. Algunos años después Luis Pasteur publicaría la hipótesis microbiana y Joseph Lister extendería la práctica quirúrgica higiénica
al resto de especialidades médicas. Actualmente es considerado una de las
figuras médicas pioneras en antisepsia y prevención de la infección
nosocomial o iatrogenia.
El descubrimiento
Al poco tiempo
de empezar a trabajar en la Maternidad de Viena, comienza a observar con
preocupación la alta tasa de mortalidad entre las parturientas, entre fuertes
dolores, fiebre alta y una intensa fetidez.
Este hospicio
se disponía de dos salas de partos: una dirigida por el doctor Klein y otra por
el doctor Bartch. En la
primera, la mortalidad medida en 1842 había registrado una cifra del 30%, pero
en los primeros meses de 1846, el año en que el joven médico húngaro entra a
formar parte de la plantilla, la cifra ronda el 96%.Utilizando un rudimentario
método epidemiológico comienza
a estudiar las diferencias en ambos pabellones: El de Klein es más frecuentado
por los estudiantes de medicina, quienes atendían a las parturientas después de
sus sesiones de medicina forense en el
pabellón de anatomía. En cambio la
sala de partos de Bartch es más
utilizada por las matronas, pero cuando
los estudiantes visitan su sala la mortalidad también aumenta en esta. Esto le lleva a formular la ingeniosa (y correcta)
teoría de que los estudiantes transportan algún tipo de «materia putrefacta»
desde los cadáveres hasta las mujeres, siendo ese el origen de la fiebre
puerperal.
El doctor
Klein no está de acuerdo con las conclusiones de Semmelweis. De hecho
Klein llega a expulsar a 22 de sus estudiantes, quedándose tan sólo con 20,
pero esto no mejora la situación entre las mujeres que acuden a la clínica para
dar a luz. En octubre de
1846 decide instalar un lavabo a la entrada de la sala de partos y obliga a los
estudiantes a lavarse las manos antes de examinar a las embarazadas. El doctor
Klein se niega a aceptar esta medida y el día 20 de ese mes despide
intempestivamente a su ayudante. A la espera de que Skoda le consiga
una plaza en su hospital, emprende un viaje de dos meses por Europa con su
amigo Markusovsky. A la vuelta
conoce la noticia de la muerte de Jakob Kolletschka, profesor de
anatomía, tras producirse una herida durante una disección y desarrollar unos
síntomas similares a los de la fiebre puerperal. Este hecho le convence de que
la causa son ciertos exudados presentes en los cadáveres
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